Pensad en una erupción volcánica. Por norma general ocurren de la siguiente forma: se produce un aumento progresivo del calentamiento del magma que se encuentra en el interior de la tierra hasta que es insostenible y es expulsado de forma violenta hacia el exterior en una explosión de lava, roca y gas.
Ahora pensad en el ritmo de vida ajetreado y en algunos casos frenético que llevamos hoy en día, sin parar, siempre al 200%, acelerándonos temerariamente para poder abarcarlo todo y además hacerlo todo si no perfecto lo mejor posible. El magma se calienta y si no liberamos presión a tiempo empezaremos a sentir el temblor de la tierra y acabará erupcionando a la fuerza. Así es en líneas generales como se desencadena la ansiedad.
El calentamiento del «magma» se puede producir por diversos factores: tener una predisposición biológica a un temperamento más nervioso, desencadenantes ambientales (como un trabajo estresante o una situación límite X) y tener unos esquemas mentales o una forma de pensar determinados.
¡STOP!
Paremos un tiempo a oxigenarnos, a recargar el combustible, a cojer fuerzas. Un eslógan publicitario que se oye últimamente lo resume a la perfección: «Per continuar atura’t» (para continuar detente)
Para mantener la estabilidad es necesario dedicarnos tiempo a nosotros mismos, hacer cosas que nos gusten, premiarnos.
Por muchas responsabilidades, obligaciones y trabajo que tengamos tenemos el derecho y la necesidad de detenernos, respirar, vivir (en vez de sobrevivir), disfrutar y LIBERAR PRESIÓN.
El «stop» no tiene precio… solo hay que aprender a leer las señales y frenar a tiempo!
Bon comment amb la comparació del volca 😉
Gràcies Ingrid!!